Conexión Moscú



Había liquidado a su alma gemela. La traición y sobre todo el engaño le sacaron de sí y, como un autómata, le había disparado cuatro tiros al corazón. De la pistola salía humo gris aterciopelado, parecía suave. Flotaba en el aire y serpenteaba sinuoso entre los muebles. El olor a pólvora inundaba la habitación y se había impregnado en la piel de Max, que ahora sentía una especie de borrachera, un bucle obsesivo que invadía sus sentidos.

-¿Vale la pena seguir viviendo? –se preguntaba una y otra vez, mientras sus ojos vertían las últimas lágrimas que le quedaban.

* Para leer el relato entero, contáctame.

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