El Sol
El sol calienta su suave piel que, como un receptor de sensaciones, transmite al resto del organismo la placidez de su calor. Los labios se entreabren dejando escapar la dulce humedad de la boca. La piel de las mejillas se ruboriza y les da color. También la piel de las manos al tocarle se vuelve de oro en la caricia. Se mira en los ojos de Marc, que callan. Su profundidad es un pozo de agua cristalina y una lágrima recorre el rostro de Lucía. Se enlazan manos y piernas, huyendo del destino, convocando a la vida entre las sábanas. Las manos de él acarician los pezones de ella... brillan como rubíes. Es mágico. Al tocarlos Lucía se transforma en la diosa del amor.
* Para leer el relato entero, contáctame.

Escribir, escribir, solo por el placer de explicarte una historia.
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