El francotirador
No tenía problemas de conciencia, él creía que los había superado durante las distintas guerras en las que había participado, las oficiales y las encubiertas. Se licenció con medallas, su función era matar y por su habilidad y puntería le condecoraron con honores.
Tom ya había cumplido los 45 años, la estancia en el ejército durante más de 20 años le había moldeado el carácter, no tenía relación con sus compañeros, era un tipo solitario. Su familia, compuesta por esposa e hijo de 10 años, estaba al margen del trabajo de Tom, vivían en una zona para familias de militares y allí nunca pasaba nada, era una burbuja de orden.
Hasta ahora solo había matado enemigos, era el mejor especialista, su capacidad de colocar la bala donde colocaba el ojo era extraordinaria, podía hacer diana a 2800 metros.
* Para leer el relato entero, contáctame.

Escribir, escribir, solo por el placer de explicarte una historia.
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