La bola más larga 



Eran las nueve de la mañana; el día era frío, la humedad penetraba hasta el tuétano de los huesos.

Kike fue el primero en golpear, lo hizo con el driver recién estrenado, más de 200 metros con un poco de slice a la derecha. Sus compañeros le felicitaron, había sido un golpe precioso, la bola voló como un cohete; lástima que fuera a parar al bosque. Pensó que el segundo golpe sería más difícil, pues parecía que había quedado tras un árbol.

Kike quería encontrar la bola lo antes posible. Se dirigió hacia la arboleda, se iba acercando y el punto blanco cada vez se veía con más nitidez, fue descubriendo que no era el blanco intenso de su Callaway, estaba parcialmente enterrada y se veía solo la mitad de lo que en un principio parecía una bola de golf, pero no, no lo era, resultó ser un hueso: era la cabeza de un fémur.

* Para leer el relato entero, contáctame.

Escribir, escribir, solo por el placer de explicarte una historia. 
︎ Contacto © Barcelona 2024