Luis, el cura
El bosque estaba preñado de naturaleza. Los arbustos florecían señalando la inminente muerte del invierno. La primavera era la estación preferida de Luis, los aromas florales y la conexión con la naturaleza le daban la energía necesaria para seguir afrontando la vida que llevaba.
Luis había dado largos paseos por aquel bosque durante los más de diez años que permaneció en el convento. El bosque era su válvula de escape ante las muchas dudas que le asaltaban sobre su permanencia en la institución y la existencia de Dios.
* Para leer el relato entero, contáctame.

Escribir, escribir, solo por el placer de explicarte una historia.
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